viernes, 15 de agosto de 2014

La comunicación en la pareja

Dicen las estadísticas que más de la mitad de las personas que se casan, o que deciden ir a vivir juntas, terminan rompiendo la relación. Si a ello le añadimos las parejas que ya no funcionan, pero que por el motivo que sea, como por ejemplo por razones económicas, deciden seguir viviendo bajo el mismo techo, el porcentaje tiene tintes de epidemia.

A la luz de esos datos, podríamos pensar que la culpa de todo la tiene la época en la que nos ha tocado vivir, pero lo cierto es que convivir con otras personas, y en este caso en pareja, siempre ha sido difícil. En épocas pasadas las separaciones no se producían de manera tan acusada por diversas razones, como la dependencia de la mujer a los recursos económicos del marido, o a aspectos más socioculturales como que no estaba bien visto que uno de los cónyuges se fuera de casa.  La verdad es que no parece haber secretos ni recetas milagrosas que nos garanticen el éxito conyugal, pero si que hay una serie de principios, que si los tenemos en cuenta a lo largo del tiempo, pueden hacer que la convivencia y la relación sean mucho más llevaderos. 

Recuerdo que una de las últimas cosas que me dijo mi abuelo antes de morir fue: "procurad no discutir". Esto, en principio, quedó grabado en mi memoria pero sin darle mayor importancia. Con el tiempo, con la madurez y los conocimientos que fui adquiriendo, comprendí la profundidad de la frase. Cuando uno discute se posiciona en una forma determinada de ver las cosas, se refuerza en esa posición y se cierra e impide la posibilidad de contemplar las cosas de una manera diferente, nueva... El mensaje, lo que queremos comunicar, pasa a un segundo plano, y las formas, el cómo lo decimos, es el que toma todo el protagonismo.

En cambio, hablar significa expresar lo que pensamos y sentimos, al mismo tiempo que respetamos los tiempos del otro y le permitimos y creamos el espacio suficiente para que también él se pueda expresar. Hablar a ese nivel significa ejercitar la escucha, tener en cuenta lo que el otro dice, darnos cuenta que la otra persona puede ver las cosas de manera muy distinta a la nuestra y aún así llevarnos bien, esa es la auténtica comunicación en la pareja.

Cada persona evoluciona a su propio ritmo y en una dirección determinada en la vida. Cuando dos personas deciden ir a vivir juntas, están en un momento concreto y coincidente. Las experiencias que vamos acumulando más otros factores, hacen que cambiemos con el tiempo, que veamos las cosas de manera diferente, y lo que en su momento funcionó en la pareja, puede que un día deje de funcionar.

Cierto es que son muchas las causas que pueden hacer que una relación se tuerza, y muchas las variables que no controlamos, pero si expresamos lo que sentimos y le permitimos al otro que pueda hacer lo mismo tenemos mucho de ganado. Es necesario crear espacios y momentos en un ambiente relajado para intercambiar pensamientos y sentimientos, debemos hablar pero también escuchar para poder entender. Una buena comunicación no es garantía de éxito en la pareja, pero una mala comunicación si es garantía de fracaso.