sábado, 14 de septiembre de 2013

El marco de referencia

Suelen ser muchas y variadas las causas de los conflictos entre las personas, pero de forma un tanto reduccionista podríamos decir que hay un origen común: el marco de referencia.

Todos tenemos una opinión más o menos formada de cómo tienen que ser las cosas, las relaciones entre las personas o el comportamiento de un individuo determinado. Esa idea de cómo tiene que comportarse esa persona, sea con los demás o conmigo, se ha ido configurando a lo largo del tiempo principalmente a través de la influencia cultural y familiar que hemos recibido; esas creencias y valores que habremos adquirido será nuestro marco de referencia para interpretar la realidad, nuestra realidad más subjetiva.

Un efecto perverso que tiene nuestro marco de referencia es que nos equipa con una manera determinada y muy posicionada de ver las cosas y nos hace creer que esa manera de ver las cosas es la única viable. Nos despoja de esa flexibilidad mental tan necesaria para intentar comprender la perspectiva que adopta el otro.

A menudo los problemas y las desavenencias se presentan cuando dos personas quieren encontrar una solución a un conflicto pero sus marcos de referencia se encuentran alejados. Si no se tiene la paciencia, el respeto y la comprensión suficiente hacia el marco de referencia del otro, es muy probable que esto nos lleve a un distanciamiento o a un incremento de la tensión en la relación que puede terminar con la ruptura, si no se adoptan las medidas oportunas.

Un ejercicio saludable para la convivencia con los demás y con nosotros mismos, sería cuestionarnos de vez en cuando nuestro marco de referencia, en el sentido de no darle un valor de verdad absoluto, pensar que nuestras opiniones, juicios de valor y demás, algunas veces son ciertas, otras parcialmente ciertas y otras veces serán totalmente erróneas.