lunes, 14 de abril de 2014

El equilibrio de la atención

Hay cosas en la vida que son tan importantes que todos las deberíamos saber, y una vez sabidas hacer todo lo que estuviera en nuestra mano para no olvidarlas. Una de esas cosas a las que yo le atribuyo esa importancia es lo que denomino el equilibrio de la luz.

La vida, a través de su mecanismo que es la evolución, nos ha dotado a los humanos de una herramienta fantástica como es la mente. Pero no me interesa ahora desvelar sus virtudes, que se supone todos ya más o menos conocemos, sino al contrario, alguno de sus defectos. 

Cuando se nos presenta un problema que debemos resolver, o un conflicto con alguien, la mente tiene la inclinación lógica y natural de focalizar su energía en eso que nos inquieta. Eso, en principio, parece que está bien, pero si vamos un poco más allá pronto descubriremos que la mente es muy adictiva y fácilmente nos daremos cuenta que quedamos ¨pillados¨ en eso que nos preocupa.

La mente, a través del pensamiento, es como un foco que pone toda su luz sobre algo. En principio eso parece lo adecuado ya que es lo que debemos solucionar, pero esto suele crear otro problema, aún más importante si cabe que el problema original, y es que tanta luz en un punto hace que el entorno se quede como a oscuras y que perdamos su visibilidad.

Focalizar la atención sólo sobre un punto, sobre lo que nos pasa, suele tener como resultado que perdemos la visión de conjunto de nuestra vida. Observar la globalidad nos ayuda a relativizar y eso es fundamental para encontrar el equilibrio emocional. Otro efecto pernicioso que acarrea el focalizarnos en un problema de manera prolongada es el efecto de amplificación que se produce. Poner nuestra atención en algo hace que ese algo tome mucho protagonismo y se sobredimensione de manera importante en relación a lo demás, y el resultado de esto es una distorsión de la realidad.

Evidentemente debemos dedicar tiempo y esfuerzo a resolver las pruebas que la vida nos presenta, pero también debemos alejar de vez en cuando el foco para poder tener esa visión de conjunto tan necesaria para que nuestro pensamiento y nuestra vida estén en equilibrio.

La mente de manera automática y natural siempre nos llevará hacia la focalización. Nos corresponde a nosotros, no sin esfuerzo y constancia, decidir si queremos ver solo una parte del camino o tener una visión de conjunto de ese vasto paisaje que es nuestra vida.